miércoles, 4 de julio de 2018

Tú y la Abundancia


Este frágil recipiente lo has vaciado una y otra vez para llenarlo eternamente de vida nueva.

Esta pequeña flauta de caña la has llevado por valles y montañas, soplando a través de ella melodías siempre nuevas.
Tus dones infinitos vienen a mis pequeñas manos, pasan los siglos y tú continuas vertiendo y todavía hay espacio para llenar.

-Rabindranath Tagore

El verbo abundar tiene un hermoso origen latino, en principio se relaciona con el agua de un río que sale en suaves ondas de su cauce. Es el agua que toca la tierra y con suavidad facilita la vida. 
Vamos a empezar este viaje conectando con el agua que vuelve fértil tu propia tierra. Por favor tómate unos segundos para buscar en tu historia de vida algún momento en él que te sentiste abundante. Busca un momento específico; una tarde en la que jugando siendo niño no te hacía falta nada y te sentiste libre y protegido, o tal vez cuando viste una bella puesta de sol tomado de la mano de tu amor adolescente, o cuando recibiste tu primer sueldo, un regalo inesperado o un abrazo lleno de cariño verdadero. 
No te apresures. Respira… y recuérdalo. ¿Era de mañana, de tarde o de noche? ¿Estabas en un lugar cerrado o al aire libre? ¿Estaba fresco, frío, calientito? ¿Qué edad tenías? ¿Qué era lo que miraban tus ojos? ¿Qué sonidos había a tu alrededor? ¿Qué te decías a ti mismo o a ti misma? Y sobre todo ¿cómo se sentía la abundancia en tu cuerpo?
En mi caso pronto viene a la mente mi madre preparando bacalao para la cena de navidad, estoy en la cocina, tal vez tengo ocho años, serán como las 7 de la tarde y mamá me permite comerme un par de papas –bañadas en esa salsa deliciosa- antes de tiempo. Me siento querido, protegido. ¡Nada me falta!

¿Qué significa vivir en abundancia?
Llevo algunos años preguntándole a mucha gente por sus momentos de abundancia. Me asombra la frecuencia con la que me hablan de la infancia, del juego, del cariño, de la familia y del contacto con la naturaleza. Rara vez me cuentan sobre los billetes, las monedas y los estados de cuenta. Parece que nuestro deseo de abundancia más que un objetivo futuro es nostalgia por regresar a aquellos momentos en los que nada nos preocupaba...

Así comienza mi nuevo libro que hoy estoy feliz por compartirte: Tú y la Abundancia. Es la suma de lo que he aprendido durante los últimos años sobre este tema que sin duda es apasionante. La abundancia no es otra cosa que gozo y alegría compartida, es nuestra herencia y nuestro derecho. Espero que al leerlo ¡y practicarlo! tú también contactes con esa gozosa herencia. 

A partir de cierto nivel de ingreso (una vez cubiertas las necesidades básicas de subsistencia y seguridad) hay dos cosas que podemos hacer con el dinero para contactar con la verdadera abundancia:
1) Usarlo para compartir experiencias.
2) Usarlo de modo generoso para mejorar (aunque sea un poquito) la vida de los demás.

Así que en ese espíritu aquí te lo comparto, completamente gratis con el deseo de que te sea muy útil, que encuentres ideas que te cuestionen, te reten y te den instrumentos para saberte aún más próspero de lo que ya eres.


Además cada descarga desde la pagina de la editorial, generará ingresos para Ha Ta Tukari un bellísimo proyecto de captación de agua de lluvias en la sierra huichol. El agua es vida, es abundancia, es flujo que se comparte. Si el tema te interesa, aquí te paso la liga para que sepas de lo que están haciendo estos amigos: Ha Ta Tukari - Agua Nuestra Vida

Si disfrutas del libro, por favor después de leerlo, pasa la voz:
1) Regresa a la página y ponle algunas estrellitas y un comentario positivo.
2) Comparte el enlace con tus cuates, familiares, en tus redes sociales. Ayúdame a que le llegue a mucha gente (si el libro no te gusta entonces compárteselo a tus no tan cuates)

Te dejo un abrazo y las palabras con que cierro el libro:

Que te sientas seguro y en paz mientras avanzas por valles y montañas. Que sonrías al escuchar la música que fluye a través de tu pequeña flauta de caña.
Que las estrellas guíen tu camino. Que nunca olvides que estás hecho del mismo material que cada sol y cada estrella, que formas parte de la sinfonía universal.
Que dejes siempre la puerta abierta a la abundancia, libre y de par en par. Que nunca dudes en entregarte por completo, que sueltes las amarras y te brindes entero a este momento.
Que al saberte dueño del océano y de la risa, del viento y la nube, del canto y el verso, los dejes libres, se los entregues sonriendo a todos y a todo.
Que tus pies descalzos toquen la tierra, que sepas que el tiempo es tu riqueza y que jamás caigas presa del violento engaño que destruye al planeta.
Que el dinero llegue a ti y nunca te encadene, que sepas usarlo con propósito y sentido.
Que sean tus sueños los que te hablen al oído, que te impulsen suavecito y que tú aprendas a escucharlos.
Que sepas disfrutar de este paso en el camino.  Que día tras día crezca tu talento. Que añadas valor por dónde pases.
¡Que sepas que estás hecho para brillar, como brillan los niños!


Sergio Hernández Ledward



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