Papá, vamos a imaginar – mi hija de 2 años y 5 meses
Eso me dijo hace dos años mi hija mientras jugábamos. Vamos a
imaginar. Hoy esa frase regresó con fuerza a mi memoria; estoy preocupado por
la violencia, la corrupción y la impunidad en el país, me asusta pensar en
delincuentes, en autoridades omisas y en vengadores anónimos.
Vamos a imaginar me dijo y sólo se me ocurrió preguntarle: ¿qué
quieres imaginar? y sin dudarlo respondió "fichas". Así que imaginamos
fichas, que un segundo después se convirtieron en un castillo con todo y sus
habitantes y después en un tren. Un ratito después me dijo "papá, soy
mágica" y con un gis verde que en ese momento era varita mágica me
convirtió en sapo, después en pez y más tarde en pakua (sigo investigando que
es eso).
Me sentí orgullosísimo al saber que tengo una hija mágica y que me
invita a imaginar. Dos años después y no he podido sacar esa frase de mi cabeza.
Papá, vamos a imaginar. El problema es
que me puso a pensar. ¿Y yo? ¿Qué quiero imaginar? No voy a quedarme atrás, así
que: ¡A imaginar se ha dicho!
Voy a imaginar que crezco, que me vuelvo más generoso, más valiente y
decidido, que se me quita la soberbia y la ignorancia. Que aprendo a amar.
También voy a imaginar que sigo soñando después de los 40, después de los que
vengan, que un día me descubro como un viejito bien imaginativo.
Voy a imaginar que mi hija crece sana y feliz, que no se olvida de
escuchar su corazón, que hace buenos amigos, que sigue riendo y cantando, que
los trancazos que le toquen no sólo la hacen fuerte, sino también humana. Voy a
imaginar que se cuida, que se ama y que conforme crece extiende ese cuidado y
ese amor. Voy a imaginar que es princesa, guerrera, bailarina, cantante,
exploradora del ártico, pirata, sanadora, maestra, astronauta.
Y ya encarrerado, te invito a imaginar conmigo
Vamos a imaginar que ya no vemos asaltos, asesinatos, desapariciones,
corrupción, ni fosas en los medios; no porque no se muestran, tampoco porque
volteamos hacia otro lado, sino porque logramos construir una sociedad
distinta.
Vamos a imaginar que se nos acabó el miedo, la indiferencia, la
auto-importancia, la estupidez.
Vamos a imaginar que se puede jugar en las calles, platicar con los
cajeros de un banco, sonreirle al vecino, ceder el paso, confiar en el policía
y saberme su nombre.
Vamos a imaginar que sembramos muchos árboles y los cuidamos. Que nos
sentimos orgullosos de nuestra herencia, de nuestro linaje, de nuestro México.
También que nos gobiernan los mejores, los más honestos, los más
brillantes, los más entregados. Que en lugar de regalar televisiones, se
regalan balones de fut, canchas de basquet, boletos al concierto y al teatro,
que se comparten muchos libros.
Vamos a imaginar que superamos nuestras tragedias, que el dolor de la
violencia nos hizo más solidarios y más hermanos, que nos dimos cuenta que
somos más fuertes de lo que nos querían hacer pensar.
Vamos a imaginar que florecen las artes y las ciencias, las charlas y
los abrazos, el deporte y la cultura.
Vamos a imaginar que no quedamos en deuda con nuestros hijos, que les
heredamos un ejemplo valiente y amoroso, que les dejamos una patria más
sonriente: una tierra donde puedan pararse firme y un cielo que les permita
soñar.
Vamos a imaginar que nosotros también nos dimos cuenta que somos
mágicos.
Si, vamos a imaginar. Por algo se empieza
Sergio Hernández Ledward
www.facebook.com/SergioHLedward
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