A veces llegué a creer
hasta seis cosas imposibles antes del desayuno
– Reina de Corazones en
Alicia en el país de las maravillas
Seguro has sentido un chispazo de
inspiración, un impulso creativo, la deliciosa sensación de estar recorriendo
un camino –o un pensamiento- nuevo. Innovar, crear, generar: hay gozo en estas
palabras. Según la Real Academia Española innovar es mudar o alterar algo,
introduciendo novedades; según Wikipedia es la implementación exitosa de nuevas
ideas. De modo que innovar no es sólo ser creativos, sino comprometernos con
esa creatividad hasta ver sus resultados. Dicen que Einstein alguna vez dijo
que la creatividad era inteligencia divirtiéndose (si hubiera sido mexicano tal
vez hubiera dicho: inteligencia echando desmadre), entonces la innovación es
esa inteligencia desmadrosa
comprometiéndose a cambiar las cosas. ¡Vaya que hace falta!
Como sociedad necesitamos
urgentemente ponernos a innovar, pensar de modos distintos y comprometernos a
cambiar las cosas. La creatividad humana no tiene límites y RESOLVER LOS
PROBLEMAS QUE NOS AQUEJAN ES POSIBLE, en serio: se puede resolver desde la
delincuencia hasta la corrupción, pasando por el hambre, las broncas de calidad
en la empresa, el calentamiento global o la mala relación con un hijo
adolescente… pero requiere pensar y actuar diferente. Como individuos también
nos urge redespertar esa chispa y ese placer creativo, no estamos condenados a
vivir como líneas de producción, como simples consumidores, como zombies sin
esperanza.
Peeeero en el camino a la
innovación se nos atraviesan sus tres enemigos mortales: indiferencia, rutina y
falta de confianza. Si vamos a resolver los problemas que nos aquejan, cada uno
de nosotros tendrá que enfrentarse con ellos, son enemigos formidables y saben
cómo vencernos (de hecho ya lo han hecho un par de veces). Así que vamos viendo
cómo enfrentarlos:
Indiferencia y sus parientes:
valemadrismo, flojera, falta de compromiso. Si no nos importa, no podremos cambiarlo.
Interésate y estudia los problemas que enfrentamos, platica con los expertos,
va a conferencias, googlea, sal y observa con atención.
Rutina. Al cerebro le gusta lo
conocido, ir a los mismos tacos, escuchar la misma música, platicar de lo
mismo, pensar como siempre ha pensado; como los viejitos (de cualquier edad):
hacer lo mismo a la misma hora. Rompe la rutina, viaja, vuelve a dibujar,
imagina como se ven las cosas desde la mirada de tu hijo, tu jefe, tu cliente,
tu vecino… o atrévete aún más y piensa como lo vería Gandhi, Tesla, Jesús,
Mozart, Mandela.
Falta de confianza. Los problemas
que enfrentamos no son cualquier cosa… nosotros tampoco. Si lo piensas un poco
te darás cuenta que tú mismo eres fruto de la innovación universal. Nunca ha
habido otro como tú, nunca lo habrá en
el futuro. Tu cuerpo, tus emociones, tu manera particular de ver las cosas, tu
potencial son únicos, no los retengas: libéralos. Haces falta.
Feliz día y a pensar en seis
imposibles antes del desayuno.
Sergio Hernández Ledward
No hay comentarios:
Publicar un comentario